La realidad es que el vidrio se encuentra totalmente estable, pero la broma le quitará el aliento a cualquiera que cruce por ahí.

Mientras que algunos que visitaban la pasarela de cristal en la montaña eran advertidos del efecto, había otros que desconocían por completo lo que ocurría al pasar por los cristales, mismos que casi mueren del susto cuando el espectáculo comienza.

El vidrio de la pasarela en realidad tiene casi 3 centímetros de espesor, suficientes para soportar 800 kilogramos por metro cuadrado.

A pesar del miedo provocado, los turistas aman la dosis de adrenalina y admiran el efecto de agrietamiento hecho posible por los paneles sensibles a la presión. (Upscloud)

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