El Barcelona ganó la Copa del Rey al Sevilla (2-0) en un partido agónico, con la expulsión de Javier Mascherano en la primera parte, la de Éver Banega en el minuto 90 y con un gol en la prórroga de Jordi Alba que, junto a otro de Neymar, sellaron un partido inmenso de Iniesta y Piqué, protagonistas absolutos del título que dio un doblete al cuadro azulgrana.
Los dos escribieron su nombre en la final con letras de oro. Ambos aguantaron a su equipo, que vivió en el alambre casi todo el partido por la desaparición de Mascherano que no pudo aprovechar el Sevilla. La culpa la tuvieron los dos jugadores azulgrana. Entre ambos, dieron la Copa al equipo de Luis Enrique.
La final de las esteladas, como posiblemente pase a la historia, no dejó un fútbol de bandera un día en el que apenas existió protagonismo para la enseña independentista. Todo lo contrario, pasó prácticamente inadvertida y sólo importó todo lo que pasó sobre el césped del estadio Vicente Calderón.
Esa ausencia de buen fútbol se compensó con el buen nivel de ambos equipos. Aunque el dato de los primeros 45 minutos es relevante, con sólo dos tiros a puerta en todo el acto inicial, sí que hubo nivel. Y es que Sevilla y Barcelona no son cualquier cosa. Son los campeones de la Liga Europa y de la Liga, respectivamente. Eso no lo consigue un don nadie.
Ya sobre el tapete, Unai Emery se llevó a los puntos la primera parte. Aunque el Barcelona intentó y casi siempre lo consiguió mantener la posesión de la pelota, fue el Sevilla el que dio siempre sensación de peligro. (Fuente Univisión)