Pese a confirmar «estar en su sano juicio», Stanley firmó un contrato con Shilla Tony en el que prometía entregarle a su esposa durante una semana si el cuadro local perdía el encuentro.
Sin ninguna formalidad más que la suscripción de una hoja de papel, ambos hombres sellaron el compromiso con sus firmas. Ahora, el perdedor deberá cumplir, ¿o no? (soy502)