Una infinidad de variantes de lo que se conoce como «robots sexuales» han sido presentadas en los últimos meses, con la intención de proveer compañía y brindar intimidad a personas que, por distintos motivos, no logran encontrar a su media naranja.
La protagonista de hoy es Samantha, una creación hiper realista que su fabricante asegura hará que sus propietarios se «enamoren de ella». Sus diseñadores revelaron que la muñeca tamaño real es interactiva y que tiene la capacidad de responder tanto a la voz como al tacto.
Cuenta con sensores en su rostro, manos, pechos y sus genitales femeninos, presentes para hacer de la dinámica con su «pareja» una más interesante. Es que, a diferencia de otros robots sexuales, Samantha deberá sentirse seducida para acceder a tener relaciones íntimas. Caso contrario, la muñeca le dirá al usuario que siente «dolor de cabeza» o, en el peor de los casos, se apagará a si misma para tomar un descanso de su amante.
Sergi Santos, el ingeniero español detrás de la innovadora autómata, asegura que Samantha es tan erótica que muchos de sus dueños dicen haberse enamorado de ella. Resulta que, además de sus habilidades en el dormitorio, el robot puede llevar adelante interesantes discusiones sobre filosofía, ciencia y el mundo animal.
Como si esto fuera poco, cuenta con un sofisticado sentido del humor gracias a su repertorio digital de más de mil chistes acumulados en su memoria. Santos contó con la ayuda de su propia esposa a la hora de desarrollar el «código moral» de Samantha, quien asegura haberse sentido indignada por lo denigrantes que pueden llegar a ser para la mujer los robots sexuales.
Su precio de casi 4.800 dólares la convierten en un objeto fuera del alcance de muchas personas, pero expertos aseguran que a medida que los androides entren a más hogares, irán bajando de precio, lo que posibilitará que distintas versiones con diferentes usos convivan bajo un mismo techo. (INFOBAE)