No lo dicen en un sentido figurado ni romántico; para la ciencia, el enamoramiento es una “explosión” de neurotransmisores que producen placer y que se asemeja bastante a una adicción.
La investigadora Georgina Montemayor Flores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explica que el enamoramiento es una etapa intermedia entre el deseo sexual y el amor, y que por sus características podría ser catalogado como una especie de locura temporal.
En acuerdo con los estudios de la antropóloga Helen Fisher, Montemayor dice que el ser humano tiene ciertos programas cerebrales que lo ayudan a sobrevivir como individuo y como especie. Uno de estos es el deseo sexual, cuya función es encontrar a alguien lo suficientemente atractiva para querer reproducirnos.
Pero después de este flechazo del deseo, viene la parte más intensa y agotadora: el enamoramiento. En el deseo primero se libera feniletilamina, una sustancia que a su vez provoca la liberación de dopamina, que es la encargada de producir placer y sensaciones agradables.
Según los expertos, cuando una persona termina una relación se activan las mismas zonas cerebrales de dolor que las activadas frente al dolor físico real; y este malestar es aún mayor cuando la otra persona de la relación es la que decide acabar con todo. Así es, cuando te mandan a volar es como sufrir un infarto.
Ya lo decía con acierto el cito paolo José José en su canción: el amar y el querer no es igual; los expertos ahora añaden que el querer es una locura temporal. (Guía del Varón)