En primera instancia, se refirió a sus comienzos como actor:
«Vengo de una familia muy pobre. Éramos cuatro hermanos tan pobres que los pobres no se juntaban con nosotros por pobres, aunque siempre tuvimos la oportunidad de tener un regalo de los Reyes Magos y una infancia muy bonita. Mi padre fue fotógrafo y conoció al jefe de fotografía del diario El Heraldo, de México. Antes de las Olimpíadas de 1968 me dieron la oportunidad de ser fotógrafo del periódico, y con la credencial tenía acceso a los canales de televisión. Allí pedía trabajo porque quería ser cómico. En realidad, quería ser futbolista profesional y también cómico, pero se me dio por la segunda, porque lo otro era muy cerrado».
Respecto al Chavo del 8, contó que Chespirito tenía un programa con varios sketches y que para uno de ellos, que duraba diez minutos y luego le daría vida al histórico ciclo, necesitaba un actor que interpretara a un niño:
«En ese entonces se alquilaba el vestuario dentro de la empresa. Así que fui allí y encontré el traje de marinerito y la gorrita. Saqué mi propio pelo por el agujero de la gorrita y le hice como unos cuernitos. Me encontré con Chespirito y le dije: ‘¿Quieres que te hable así como niño o que te hable así (con la característica voz de Kiko)?’ Y me respondió: ‘Así, con los cachetes’. Y de esta manera nació Kiko».
A pesar de haber compartido casi una década con Chespirito, María Antonieta de las Nieves (La Chilindrina), Ramón Valdés (Don Ramón), Florinda Meza (Doña Florinda) y los demás actores, el programa se cortó abruptamente con la salida de Villagrán. El actor aseguró que los problemas tenían que ver con «celos» por la trascendencia que había logrado su personaje. Veamos lo que dijo: (Infobae)