Muchos recuerdan este 11 de julio como el día en que Costa Rica, aun siendo de día, se oscureció. El fenómeno lo causó un eclipse total de luna en el año 1.991 que, al pasar frente al sol, dejó a nuestro país en la penumbra total.
El Gobierno de la República, liderado en ese entonces por Rafael Ángel Calderón Fournier declaró asueto desde las 12 md para que los empleados públicos pudieran observar este fenómeno único.
Muchos hicieron su agosto con la venta de anteojos con filtro especial para ver el eclipse, otros se valieron de máscaras para soldar y hay quienes tuvieron que hacerlo por medio de espejos o del reflejo en el agua; la idea era no verlo directamente pues ya habían advertido del daño que podía causar al sentido de la vista.
Este hecho se dio también en países como México, Hawái y algunos de América del Sur, y al igual que en Costa Rica, tuvo la misma relevancia e impacto en especies como aves y vacas que se confundieron al ver que la noche iniciaba. No faltó el gallo que cantara cuando volvió a ‘amanecer’.
Muchos aplaudieron, otros rezaron, otros no podían ni hablar. Lo cierto del caso es que algo similar se verá en nuestro país hasta el año 2.233.