Ahora bien, lo que ha causado controversia es que el gobierno turco considere a la lectura como un “castigo”, con lo que se estaría alejando todavía más a los ciudadanos de este hábito, además de que no se sabe cómo le harán para vigilar que esta medida se cumpla, si les van a hacer un examen cuando termine el plazo, el cual también se desconoce, y es que si les dan los mismos tres días de cuarentena para la lectura será muy complicado que cumplan.
No sabemos si las autoridades también se encargarán de darles los libros o los infraccionados tienen que comprarlos como parte del castigo, tampoco del tipo de textos que deben leer, ¡en fin!, parece más una ocurrencia que otra cosa y tal vez sí se está enviando un mensaje equivocado de que la lectura es una molestia y una condena, así que ya veremos qué resultados tiene esta medida y, cómo ya dijimos, ver de qué manera van a estar controlando que los castigados cumplan. (Guía del Varón)