Este es el comunicado oficial en el que Christiana Figueres habla sobre el retiro de su nombre como candidata a la Secretaría General de la ONU.
Queridos costarricenses,
Frente a los resultados de los sondeos del Consejo de Seguridad he decidido retirar mi candidatura para la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas. Lo hago con respeto y con agradecimiento.
Como costarricense tengo una profunda convicción democrática que conlleva el respeto por los sistemas electorales. Ningún proceso de selección es predecible y mucho menos este cuya naturaleza es sui generis. Por ello la decisión de participar no giró solamente en torno al triunfo, sino también en ganar terreno a través de la participación.
En este caso Costa Rica ganó terreno. Nuestro país siempre ha sido muy respetado por los principios y valores que forman la base de la idiosincrasia costarricense. En los últimos meses hemos fortalecido nuestra imagen aún más. Con esta candidatura Costa Rica participó en los más altos niveles de la diplomacia internacional y multilateral. Construyendo sobre la experiencia de tan distinguidos costarricenses que han jugado un decisivo papel en las esferas internacionales, esta fue la primera vez que Costa Rica postuló una candidatura al más alto nivel de las Naciones Unidas. El terreno está ganado y no dudo que vendrá otro/a costarricense.
En este proceso hemos ganado las mujeres. Aunque no sabemos si al final quedará seleccionada una mujer, con la postulación hecha por Costa Rica se alcanzó la paridad de género entre los candidatos: seis mujeres y seis hombres. Es la primera vez que participa igual número de mujeres que de hombres en la selección del más alto puesto de la diplomacia internacional. Las mujeres hemos ganado y no solo en Naciones Unidas, ya que a partir de ahora no se podrá nunca más argumentar que no hay mujeres preparadas para asumir las posiciones de más alta responsabilidad en el mundo.
En lo personal yo también he ganado. Con esta experiencia una vez más he podido valorar lo que significa el estar verdaderamente comprometida con una causa. Es relativamente fácil sentirnos comprometidos con nuestra meta cuando todo avanza sin tropiezos. Pero no es así como se mide el temple de nuestro espíritu ni la profundidad de nuestro compromiso. El camino que nos lleva hacia nuestra meta es raramente llano. ¿Cuántas veces tropezamos con cerca en la vida? Frente a cada barrera en el camino tenemos que elegir entre rendirnos cabizbajos o con la frente en alto buscar otro sendero para seguir adelante. Para mí la elección es clara. Si una vía no conduce hacia adelante, eso no me lleva al final del camino sino con más ahínco aún, a la búsqueda de otras rutas. Esa actitud es precisamente la que yo llamo “terco optimismo”.
Durante esta campaña me he dedicado a la tarea de visitar distintos puntos de nuestro planeta, buscando apoyo a la candidatura y un entendimiento más profundo de situaciones que impactan la vida diaria de millones de personas alrededor del mundo. He constatado que muchos de los retos que nos aquejan no son endémicos a uno o varios países, sino comunes a nuestra humanidad. Con gran dolor presencié múltiples ejemplos de mal manejo de recursos naturales que han desembocado en una violencia desgarradora no solo del tejido socio económico del país, sino más profundamente del tejido del espíritu humano. Lejos de echar atrás ahora, y después de haber cumplido con mi cometido al frente de la la Convención de Cambio Climático, hoy reanudo mi compromiso con la lucha por proteger a los más vulnerables de este planeta. Independientemente de la plataforma desde la cual yo trabaje, reconozco que falta mucho por hacer y que siempre hay vías alternativas para avanzar con la faena.
Indistintamente de cuál sea su causa o su meta personal, invito a cada uno de ustedes a este terco optimismo. El optimismo que nos lleva hacia delante no es ingenuo ni leve. Es un optimismo ambicioso, abocado a lograr nuestros anhelos. Hagamos familia, hagamos comunidad, hagamos patria. Recordemos que imposible no es un hecho sino una actitud, y que la actitud está siempre bajo nuestro control.
No puedo terminar sin expresar mi profundo agradecimiento al Sr. Presidente don Luis Guillermo Solís Rivera y su dedicado equipo en la Casa Presidencial, al Sr. Canciller Manuel González Sanz y los valiosos colegas de la Cancillería, y desde una vivencia más cercana a nuestro Representante Permanente ante las Naciones Unidas, Sr. Juan Carlos Mendoza García y todos los tesoneros integrantes de la Misión Permanente en Nueva York. Todos ellos han trabajado intensamente en este proyecto nacional. Les estoy profundamente agradecida.
Más allá quisiera agradecer a la gran cantidad de personas, que desde muchos rincones de Costa Rica y de tantos otros países han manifestado su caluroso apoyo a esta causa. A todos les agradezco su entusiasta solidaridad. Hicimos una campaña de altura, de ideas, de propuestas y de gran integridad. Si bien fue una campaña conducida con austeridad y absoluta responsabilidad financiera, a su vez se desarrolló con detallado planeamiento estratégico y sin escatimar esfuerzo alguno.
Sobre todo fue una campaña que atravesó las líneas partidistas de nuestro país gestando un momento de unidad nacional. No desaprovechemos ese muy valioso terreno que también hemos ganado los costarricenses. Podemos lograr más si lo trabajamos juntos.
Con cariño y respeto,
Christiana Figueres