El proyecto es obra de un emprendedor francés llamado Pierre Blondon al que se le ocurrió la idea cuando buscaba una mascarilla para su hija pequeña. Blondon ha reunido a un equipo internacional formado por 14 diseñadores industriales y 15 ingenieros.
El resultado es una mascarilla confeccionada en un material transparente que deja ver nuestra cara.
A ambos lados de la cara, a la altura de las mejillas, hay unas aberturas en las que encajan unos filtros con certificación NF 1827 EN 14683/ASTM F2100-19. No se trata de válvulas. Recordemos que las mascarillas con válvula no son aptas para usar contra la covid-19 porque no filtran el aire de salida. Protegen al portador de los que le rodean, pero no a los que le rodean del portador.
Los filtros de la Civility filtran el aire en ambas direcciones. La mascarilla es ajustable a cualquier tamaño de cara y sus gomas se sujetan a la parte posterior de la cabeza como las de las mascarillas profesionales, no torturándonos las orejas.
Una suave goma en los bordes asegura además un sellado perfecto alrededor de la cara para que el aire no escape por ningún otro hueco que no sean los filtros. Otra ventaja del sellado es que la Civility probablemente (tendríamos que probarla para asegurarlo) no empañe las gafas. (Gizmodo)