Un muro que consiste de alrededor de mil espejos refleja los rayos del sol a una parrilla colocada a unos metros del reflector que cocina carne.
El calor que emiten los espejos es tan intenso que el cocinero se ve obligado a utilizar una máscara de soldadura antes de acercarse a la parrilla.
El ingenioso inventor dice que la idea le vino en 1997 cuando sintió el fuerte calor del reflejo del sol contra un autobús que pasaba por el frente de su restaurante.
«Pensé, con este calor reflejando desde la ventana por el sol, posiblemente pueda convertirlo en energía; si utilizo energía solar, podría ahorrar mucho. Y también reduce la contaminación».
Ahora, en su restaurante ubicado a 90 kilómetros al suroeste de Bangkok, Tailandia, Sila Sutharat y su esposa cocinan alrededor de 40 pollos y varias costillas de cerdo todos los días. (INFOBAE)