En este establecimiento, los camareros pasan volando entre las mesas… literalmente. El robot llamado «Blue Jay», primer dron doméstico de interior autónomo, se acerca y toma el pedido de los clientes, que señalan su elección en la carta de cócteles.
«Sus ojos se van rellenando poco a poco, como una barra de descarga. Una vez que se han iluminado completamente, quiere decir que el pedido está listo. Y otro dron lleva la botella a la mesa, sujeta por medio de una pinza», explica Hartjes a la AFP.
El aparato está dotado con una pinza similar a una mano humana, «la herramienta más funcional para las tareas cotidianas», este robot es capaz de volar en interiores, gracias a unas pequeñas hélices y una batería, contrariamente a los drones exteriores, que funcionan con GPS.
Con un coste de producción de 2.000 euros por pieza financiados por la universidad, inversores privados y un sistema de financiación participativo, estos mini helicópteros son el fruto de nueve meses de trabajo de 20 estudiantes voluntarios de distintas facultades, de los cuales la mayoría han interrumpido sus estudios durante un año para dedicarse en exclusiva al proyecto. (Fuente educacionenred.pe)