Shoji estudió física con especialidad en terremotos, pero tuvo algunos trabajos esporádicos en esa área, además de un trabajo en una editorial, pero la realidad es que no le gustaban, así que empezó a buscar otras opciones a pesar de las críticas de su familia “por no hacer nada”, pero justamente eso fue el punto de partida para iniciar con “su negocio”.
Pasó por un período de depresión, pues no estaba contento con lo que había experimentado, así que, al analizar la situación, descubrió que su especialidad era precisamente “no hacer nada”. Por esta razón pensó que, si ofrecía sus servicios solo para acompañar a personas, sería una buena idea y para sorpresa de todos ha sido un gran éxito.
Actualmente recibe de dos a tres solicitudes diarias de gente que quiere que la acompañe al supermercado, a comer, platicar e incluso en una ocasión una persona lo contrató para que fuera a despedirlo a la estación de trenes, pues tiene pocos amigos. En otra ocasión alguien lo contrató para que fuera a alentarlo a una carrera.
Shoji tiene 37 años, está casado y tiene hijos, y por increíble que parezca, gana lo suficiente para mantener a su familia, por lo que no hay duda de que su idea de ser acompañante es todo un éxito. (Guía del Varón)