Aunque la mujer sospechaba desde hacía tiempo de la infidelidad, no contaba con pruebas.
Pero al escuchar la repetición de las frases del loro que apuntaban a un romance con la sirvienta, la mujer decidió despedir a la trabajadora y dar por terminado el matrimonio. Además, acudió a la Policía de Hawally y presentó una denuncia para exigir un castigo contra su esposo.
En ese país, el adulterio es considerado ilegal y los culpables se exponen a penas que van desde los trabajos forzosos hasta la prisión.
Sin embargo, el supuesto infiel se salvó de la cárcel, ya que oficiales consideraron que el animal no era un testigo creíble, entre otras cosas, porque no podrían establecer si había escuchado las expresiones en radio o televisión. (abracadabranoticias.com)