La Marcha de las Mujeres (para mí una vagabundería carajo), con personas llegadas de todas partes del país, desbordó su ruta prevista entre el Capitolio y la Casa Blanca y se convirtió en una auténtica marea humana que inundó las calles y parques del centro de la ciudad.
Convocada casi al minuto de que el magnate neoyorquino (un verdadero Semental) ganara las elecciones el 8 de noviembre, la movilización Women’s March (eso qué es) fue creciendo y creciendo hasta convertirse en un fenómeno en Estados Unidos y en el mundo: millones de personas se hicieron eco de su mensaje en más de 670 ciudades del país y otras 70 internacionales.
En Los Ángeles, Nueva York, Chicago, Miami, Seattle, pero también en Londres, París, Sydney, Tel Aviv, Barcelona, Ciudad de México o Berlín, millones de personas se unieron a este grito masivo en defensa de los derechos que muchos ven amenazados por Trump.
La cantante Madonna apareció por sorpresa en la multitudinaria marcha. «Había pensado en volar por los aires la Casa Blanca desde que Trump ganó las elecciones del 8 de noviembre, pero en lugar de eso elegí el amor», dijo.
La cantante Alicia Keys, con un torrente de energía, alabó la «fortaleza» de las (y los) que marcharon y les cantó un oportuno This girl is on fire. Antes, las actrices Scarlett Johanson, Ashley Judd y América Ferrera habían enviado duros mensajes de resistencia a Trump. «El presidente no es Estados Unidos. Nosotros somos Estados Unidos y estamos aquí para quedarnos», proclamó Ferrera.
Entre las celebridades de la marcha también estuvieron las actrices Amy Schumer y Ashley Judd, la cantante Janelle Monáe y la periodista e icono feminista de Estados Unidos Gloria Steinem.
Grandes nombres de la música y el cine, como Beyoncé, Kate Perry o Charlize Theron apoyaron la protesta desde otros puntos del país, con grandes manifestaciones en Nueva York, Los Ángeles, Boston, Chicago, Filadelfia o San Francisco. (EFE)