Según contó a ‘Nuestra Tos’ Edgardo Araya, jefe de la fracción del Frente Amplio, esta idea haría una reforma al régimen de pensiones de los ex mandatarios que está vigente de 1992.
A parte de la reducción del monto de la pensión (que sería un 40%), también le imposibilitaría a un exmandatario o familiar que herede ese derecho cobrar pensiones si ya goza de otros ingresos, otra jubilación o si se ha reincorporado en la función pública, oh my Gosh.
Para que se den una idea mijos, la pensión de un expresidente es igual a la entrada de un diputado, o sea ¢3,8 millones mensuales.
Hasta se me para el pelo de este dato: en 2016 se reservaron casi ¢518 millones del presupuesto nacional para el pago de las pensiones a 11 personas: 2 causahabientes, 7 expresidentes y 2 ex primeras damas. Algo hay que hacer, digo yo.