Según las dueñas de este café-bar, su intención con este cobro extra era protestar contra la desigualdad salarial entre hombres y mujeres. Por supuesto que su “impuesto masculino” dio de qué hablar en Australia; como dicen: no hay publicidad mala ni buena, así que el negocio sí tuvo varios clientes… al menos durante dos años.
En ese lugar se atendía primero a las mujeres y se les daba prioridad en mesas y servicio. Eso no quiere decir que fueran groseras con los clientes masculinos, simplemente les cobraban más y eso era todo. Además, el dinero extra era donado para diferentes centros de caridad y beneficencia.
Sin embargo, las dueñas de este controvertido café acaban de anunciar que su negocio llegó a su fin. Dijeron que el lugar no cerraría por las quejas de hombres que criticaron su impuesto y tampoco por falta de dinero; es solo que ya no quieren seguir con su café-bar y se despidieron de su clientela. (Guía del Varón)